

Clarinete
Les presento un breve pero interesante artículo escrito por Luís Rossi, Clarinetista quién además construye Clarinetes de reconocimiento Internacional.
Le solicité me facilitara este artículo luego de tener una interesante conversación, donde me contaba que incluso si un músico no toca correctamente una nota (desafinada por ejemplo) el instrumento termina físicamente con esa nota (desafinada).
Psd. Los Clarinetes Rossi están evaluados dentro de los mejores del mundo. Paquito D’Rivera Clarinetista ganador de varios Grammy y la Orquesta Sinfónica de Israel entre otros, tocan con ellos.
Luís Rossi, clarinetista y constructor de Clarinetes
La vibración en los instrumentos de viento
En el ámbito de los instrumentos musicales de viento, o de soplo, se manejan conceptos básicos traspasados de maestros a alumnos y respaldados por la dinámica misma de la práctica musical.
De esta forma sabemos que un instrumento recién construído es resistente y no tiene flexibilidad. Su sonoridad es reducida y no puede competir ni en color ni en tamaño o volumen con el sonido de un instrumento maduro. Es por esto que necesita un período de iniciación. Este proceso dura no menos de 4 meses de práctica diaria y el instrumento alcanza un nivel de eficiencia al cumplir un año de uso. Pero el proceso continúa y más tarde llega a su madurez, digamos a partir de unos 3 años de uso.
En los instrumentos nuevos, la madera no ayuda. Es aún un trozo de árbol con forma de Clarinete, de oboe o fagot, por ejemplo, pero no entra en vibración fácilmente. O si lo hace, puede que su funcionamiento sea irregular: algunas zonas vibran y otras no. Por lo tanto, algunas notas serán en principio resonantes y otras muy opacas.
Es el soplo cálido del instrumentista que diariamente va transmitiendo su energía a este trozo de madera inerte, llevándolo gradualmente a vibrar en distintas frecuencias, bajas y agudas, y acostumbrándolo a un particular estilo de sonoridad, según sea su criterio.
Por lo tanto, la iniciación de un nuevo instrumento es un proceso paciente, a menudo fastidioso para quien está apurado por retomar su repertorio o tocar en la orquesta o en público. Normalmente, el nuevo instrumento llega a la altura de estos desafíos luego de varios meses de escalas y práctica diaria aislada.
Recién después de esto es que llega la flexibilidad que permite pasar de un registro a otro en forma fluída, junto a un sonido con más resonancia capaz de ensamblar y dialogar con los otros instrumentos.
Algo interesante para analizar:
Los instrumentos se moldean al estilo de quien los toca. En otras palabras, si el instrumentista tiene la técnica como para producir un sonido dulce y de buena textura, ése es el sonido que dicho instrumento va a adquirir como propio. Si el mismo instrumento fuera iniciado por alguien menos capacitado, con un sonido algo más metálico o agrio, esa va a ser la tendencia estable de este instrumento en el futuro. Y esto también pasa con la justeza de los intervalos : si el instrumentista tiene buen oído y busca obtener intervalos afinados, el instrumento se amolda y tiende a producirlos. En el caso contrario, sucede que hasta un instrumento de gran calidad puede terminar siendo mediocre en términos de sonido y afinación.
Esto es todo un tema a considerar, pues dos instrumentos con iguales medidas internas, en manos de diferentes instrumentistas terminan desarrollando tendencias diferentes o incluso opuestas. Es decir que no basta un diseño acústico de gran refinamiento para asegurar un sonido y afinación de excelencia. Este punto sería muy discutido por Ingenieros y Físicos que limitan su conocimiento al ámbito de los números y los cálculos matemáticos. En la práctica, los músicos sabemos que hay algo más, algo que influye de manera determinante en esta materia.
Recuerdo que en una oportunidad hablé de este tema con un saxofonista, pensando que por ser de metal los saxofones serían inmutables, pero para mi sorpresa me explicó que les sucede lo mismo.
Podríamos entonces decir que, aunque estamos trabajando con cuerpos sólidos, o al menos en su apariencia, convivimos con una sutil, gradual e importante transformación que se desarrolla a nivel interno del instrumento, sea su cuerpo de madera o de metal.
Durante el proceso de iniciación, el soplo impregnado de energía va ejerciendo una modificación paulatina, probablemente a nivel molecular, hasta que el instrumento, como un todo, finalmente logra vibrar en forma acorde a la exigencia del instrumentista. Mi labor como constructor de clarinetes es mejorar el diseño por una parte, y tocar a diario los instrumentos recién construídos para corregir y balancear la afinación antes de que se envíen a destino.
Estoy en permanente contacto con instrumentos recién construídos y la diferencia entre ellos y mi instrumento personal construído hace 15 años es enorme, por las razones aquí expuestas.
Luís Rossi.
Algo interesante que agregar.
Tanto en Griego como en Hebreo. Las palabras que significan “Alma”, también significan: Aliento, Aspirar, Expirar.
En Hebreo “Nephesh” o “Ruaj” literalmente significan viento y “Neshamá” literalmente aliento. Y se utilizan para describir el Alma o Espíritu.
En Griego pasa lo mismo con las palabras “Pneuma” y “Psique”.